Libros

jueves, 31 de enero de 2019

Escultor de la pérdida: sobre un poemario de Javier Etchevarren





   Escultor de la pérdida, Javier Etchevarren, nos entrega en este intenso y dolorido poemario la llave de la habitación donde se encuentra su obra maestra. Nos invita, primero, a observar por la cerradura; el epígrafe de Pessoa nos pone sobre aviso: “todas las cartas de amor son ridículas”. Este valiente adelanto podría -en lectores que no conocen a Etchevarren- precipitar la huida; la llave abandonándose en la cerradura.
   “Entro en la canción” dice el primer verso y empezamos a girar el picaporte; “es un concierto del oleaje de tu ausencia” agrega y empujamos la puerta; “otro poema/ otra mueca de mis manos”, pff, estamos dentro.
   El intenso poemario que Etchevarren confecciona tiene como materia prima la emoción que se nutre de la ausencia, de los silencios, del ardoroso conocimiento del amor part(ido). Amor – Desamor, tópico dificultoso, requiere (para ser soportable) superar el primer escollo: la cursilería. El poeta lo logra. Cuando el poema empieza a rozar los tenebrosos lugares comunes, Etchevarren, hábilmente se aleja: “...y sólo queda un vacío roto de vida,/ una ruina respirante,/ un rincón de su tamaño/ para que un niño se esconda.” (Fábula de Ximena).
   Presentimos las formas de un tú lírico rigurosamente trabajado: es pasado, vacío, espalda, indiferencia, huida... La lectura va en pos del irrealizable encuentro, cada verso apuesta a la cercanía, cada poema descubre un poco más de la escultura.
   Cercado por el poderío de las ilustraciones el texto que da nombre al libro es impagable; quizás sobra el “Epílogo”, por encandilamiento previo. Felizmente, perduran esas luces.

jueves, 17 de enero de 2019

Sobre un libro de Juvenal Torres






   La generosidad del Profesor Daniel Quijano me permitió contar con una lectura inesperada para estos días. La generosidad de la naturaleza me permitió que dicha lectura fuera acorde con mi entorno, mi avidez lectora y mis estados de ánimo.
   El libro se titula “El escondido secreto de tu queja” y esto es quizás lo único que me hace ruido: me parece un título demasiado extenso para un libro de tan trabajada brevedad, en su conjunto y en la individualidad de cada texto; de todas formas reconozco mi arbitrariedad.
   Observo en el texto de Juvenal Torres -autor de este poemario- un preciso manejo de la concisión poética -virtud necesaria para cualquier empresa aforística- que se completa con la contundencia de algunas de las sentencias y la profundidad de las imágenes. Todo en pequeñas dosis, brevísimos poemas, que invitan a la reflexión; el espacio en blanco como pausa para las cavilaciones.
   Recostado sobre la arena de Maldonado, acudo sin pensarlo a este muestrario de pensamientos del poeta salteño, elijo de pronto una de sus piezas, la abandono y voy por otra, reconociendo o no sus secretas complejidades, los gestos del desconsuelo o el camino de las azucenas. Entre mis favoritas, vayan como souvenir (para ustedes) las siguientes:

*

"Alégrate que aún sientes el sol
sobre tu carne fría.
No hay mucho más."

*

"Que los dioses te libren
de la batalla
feroz de la esperanza."

*

"Con tu fragilidad y tu tristeza,
al menos intentaste ese jardín
inútil de azucenas."

*(1)



(1) Los textos pertenecen a El escondido secreto de tu queja, Juvenal Torres (2014).


miércoles, 9 de enero de 2019

Avistamiento: la trova de Oscar Sánchez




   He vuelto a escuchar al cantautor holguinero Oscar Sánchez. Once meses pasaron de mi experiencia cubana, y la música de Oscar, su impronta escénica y la valentía de sus letras parecen ser la marea que me lleva de regreso. Encuentro en youtube unas pocas canciones: “El pega pega”; “La amenaza de la Nasa”; “Se me cae la mano”... Son suficientes para activar el recuerdo, las sensaciones que circulaban entre los que allí estábamos presente. El trovador, en esta tierra de trovadores con fronteras de agua, cumple con una misión de suprema responsabilidad. La nueva trova nutre y apremia y empuja desde el pasado, pero Oscar, barba bien cumplida, asume todos los riesgos, toma diversos matices y los hace confluir dentro de su propia creación. El abanico puede tener infinitas tonalidades, novedosísimas gamas, sorpresivas opacidades. Pero nunca falta el ritmo, el viaje estético, el túnel comunicativo. En nuestras manos quedan trozos de una experiencia irrepetible que, infructuosamente, trataremos de recuperar, reconstruir. Comprendo ahora, mientras observo el gazebo gris montevideano, que mi regreso es apenas una aproximación, un avistamiento desde el agua. Ansío poner los pies sobre la tierra.




miércoles, 2 de enero de 2019

Roma y la lluvia





   Mi afinidad con la lluvia es casi tan fuerte como la aversión que los demás sienten hacia mí por dicha afinidad. La lluvia logra transformar mi insomnio en escritura, mi sueño en un madrugón impensado, mis caminatas en un lentísimo paseo de fotógrafo amateur. Mis escasos planes diarios tambalean, se quiebran y desaparecen ante la improvisación de cualquier chubasco. Mientras unos dicen “ahora no, está lloviendo” yo me lanzo a la calle sin pensar ni siquiera en los paraguas.
   Ahora bien, en ocasiones he tranzado con la lluvia. Las páginas de un libro me han retenido en un sillón por horas mientras afuera las gotas se baten a duelo con el viento. Una buena compañía -mate mediante- me ha hecho comprender qué tan real es aquello que se refleja en una ventana empañada. Y en ocasiones, las películas...
   Vemos "Roma", la emotiva película de Alfonso Cuarón que todos nombran. Es el primer film que veo en este año que gatea. Pienso que no puede tener un comienzo más auspicioso, la película y el año. Llueve sobre la tarde de Maldonado mientras "Roma" se desenvuelve ante nuestros ojos y el vaivén del agua lava las baldosas. Ese bastión afectivo que es Cleo sostiene la tensión durante las dos horas que dura la película. El blanco y negro, la lluvia sobre el blanco y negro, los diversos leit motiv que Cuarón propone, la tristeza, el miedo, la violencia y la memoria. Todo queda impregnado en nosotros, estupefactos espectadores.
   "Roma" es una película de altísima creatividad, entrañable, poética, y de un intensísima crudeza. Me ha hecho olvidar la lluvia que, ahora, es apenas una resaca violeta sobre los crepúsculos. Acaso, en este último olvido, reside mi mayor elogio.

Gabinete poético - 5

¿Cómo sería atravesar una cuarentena dentro de mi Gabinete poético? Esa pregunta me asaltó en esta nueva y repetida mañana. Decidí visit...