Libros

viernes, 22 de noviembre de 2019

Anoche leí de un tirón el nuevo libro de Liscano






   Lo relatado en Los orígenes -su conmovedora piedad filial recuerda a “Entre ellos” de Richard Ford- gira en torno a la figura de los padres del autor, su familia. Carlos Liscano sigue la pista de sus ancestros, narra con sencillez, claridad y concisión. Todo se vuelve sumamente íntimo pero a la vez cierta universalidad se revela: al arrimarnos esas vidas también se nos acerca su entorno, su contorno, un trasfondo en movimiento que es, ni más ni menos, la representación de diversos momentos del siglo veinte uruguayo. Como un explorador de la memoria (y el olvido) Liscano se sumerge en los antecedentes de su sustanciosa vida (dudas, sospechas y ratificaciones), luego la (re)transita aprovechando el filtro de la distancia que el presente nos ofrece. El resultado es una serie de cuadros donde disfrutamos el paisaje de sus recuerdos familiares, el barrio de su infancia, los rostros idos con los que ya es imposible dialogar. El texto de Liscano no es un simple desahogo catártico, se trata de una (re)construcción identitaria que, aunque personal, nos atañe como lectores. Porque nos ofrece emoción, nos conmueve y nos anima a reflexionar. En mitad de la lectura me sentí interpelado: “Alguien, al promediar la noche, seguirá leyendo”. Me enderecé en la cama, dejé a un lado estos apuntes y seguí leyendo hasta el final.








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