Cualquier
instancia como esta debiera empezar con un agradecimiento. En mi caso
se trata de un listado: Gracias a Espacio Mixtura, Betty Chiz, Diego
Cubelli; gracias al jurado del concurso: Eduardo Nogareda, Alicia
Preza y Luis Pereira Severo. Gracias al Departamento de cultura del
PIT CNT, a las actrices de su elenco, a la Editorial Primero de Mayo,
a Ignacio Martínez. Gracias a mis amigos Juan Pablo Moresco e Ilian
Frioni por sus aportes a mi obra. Gracias a Viky y a mi familia.
Gracias a todos los presentes.
Según
la RAE, una Libreta es un cuaderno o libro pequeño destinado a
escribir en él anotaciones o cuentas.
Los
que escribimos (siempre me causa extrañeza llamarme a mí mismo
poeta o escritor), los que llevamos un registro escrito de nuestra
vida, de lo que nos rodea o motiva, sabemos que una libreta es eso.
Pero también sabemos que no lo es. Utilizo libretas desde mi
adolescencia; justamente, hace unos días, mi padre encontró una de
las más antiguas en su galpón. Deteriorada, polvorienta, su
interior contiene pequeñas cápsulas de un remoto presente, de un
próximo pasado. La estrofa de una canción convive con el título de
una película aun no vista en el tiempo detenido de las hojas. Los
bocetos de ciertos poemas -hoy éditos- nos recuerdan el extenuante
trabajo de la composición, la silueta sospechosa de lo “inspirado”.
Un número de teléfono se ha convertido en un código inconducente;
una lectura en el origen primitivo del largo seguimiento de un autor.
Los tachones son el decorado del error, del proceso, del cambio, de
la honestidad. No hay mentira en las libretas. Sí en su proyección.
Como ocurre cuando transcribimos un sueño que, inevitablemente,
hemos moldeado para los otros.
Libreta insomne es la depuración poética de ciertas
anotaciones nocturnas. El tallado minucioso de ideas inabarcables,
que me preceden y me exceden, que me atraviesan. También es un
homenaje personal al creativo detenimiento de la madrugada. Una vez
dije: Azules sueños cruzan la habitación a oscuras/ formando el
rostro de las noches/ en un cielo de humedad. Años más tarde
agregué El insomnio es una profanación/ nadar y nadar/ contra la
corriente. Hoy sintetizo En su particular rincón/ los insomnes
forman/ -sin saberlo- el verdadero/ puzzle de la noche. En los/
márgenes/ remolinea el sueño. Pienso que todo esto es cierto,
siento que nada de esto es definitivo. Tal vez, entre vivir y soñar
se despliegue un territorio intermedio: tomemos nota, por si acaso.
Gracias
*Estas fueron -más o menos- las palabras que compartí en la primera presentación de Libreta Insomne (2/9/ 2019).
No hay comentarios:
Publicar un comentario